Capitulo II - El principio del fin.
Los pueblos y razas de cinco de nuestros imperios galacticos. AVALI, INCONTINENTEMENTE, CIAN, RAUKO y LAR, miraron con asombro al cielo aquel nefasto día. Este se habia oscurecido de repente . Un desgarro se había abierto en el universo, como si de una tela fina se tratase. A través de ella, nuestros sensores detectaron otro universo que se encontraba paralelo al nuestro. Nunca antes habíamos visto algo asi.
Detras de aquella grieta nos esperaba una siniestra flota preparada para destruir todo lo que amábamos. Los dirigentes de los planetas que se perderían, lejos de achantarse, dieron orden de ataque a sus poderosas flotas. Se lanzaron a la batalla como si de ello dependiese la continuidad de sus existencias, y no estaban equivocados. Hubieran muerto tranquilos si hubiesen cerrado aquella fisura con tan solo ellos dentro. Hubieran perecido causando el mayor número de bajas posibles. Hubieran vendido cara su piel si no fuera porque cuando se replegó el universo de nuevo, ellos y sus planetas de origen se encontraban en aquel universo hostil y desconocido, sin posibilidad de retorno. Allí siguieron luchando cuanto tiempo pudieron, sabiendo de antemano que tarde o temprano caerían y dejarían a sus pueblos a merced de aquellos bárbaros invasores que habían atacado de aquella forma tan vil. Fueron arrastrados al terreno del enemigo. Y allí no tenían posibilidades.
Detras de aquella grieta nos esperaba una siniestra flota preparada para destruir todo lo que amábamos. Los dirigentes de los planetas que se perderían, lejos de achantarse, dieron orden de ataque a sus poderosas flotas. Se lanzaron a la batalla como si de ello dependiese la continuidad de sus existencias, y no estaban equivocados. Hubieran muerto tranquilos si hubiesen cerrado aquella fisura con tan solo ellos dentro. Hubieran perecido causando el mayor número de bajas posibles. Hubieran vendido cara su piel si no fuera porque cuando se replegó el universo de nuevo, ellos y sus planetas de origen se encontraban en aquel universo hostil y desconocido, sin posibilidad de retorno. Allí siguieron luchando cuanto tiempo pudieron, sabiendo de antemano que tarde o temprano caerían y dejarían a sus pueblos a merced de aquellos bárbaros invasores que habían atacado de aquella forma tan vil. Fueron arrastrados al terreno del enemigo. Y allí no tenían posibilidades.
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